No es que “nos estén echando flores” que también, sino que este año hemos iniciado un nuevo reto implementando la metodología SMART en una empresa florícola ecuatoriana ubicada en la región andina. Esta granja de flores ecuatoriana exporta siete variedades de flores de verano a Estados Unidos, Asia, Europa y otros países de América del Sur.
En Ecuador, el cultivo de flores se caracteriza por su tecnificación y su compromiso con prácticas agrícolas sostenibles. La huella de carbono en la industria floricultora ecuatoriana es un desafío que afecta a la calidad del suelo y a los ecosistemas locales. Para mitigar estos impactos, es necesario implementar estrategias que promuevan la producción sostenible y la adopción de prácticas agrícolas más amigables con el medio ambiente.
La metodología SMART configura un ecosistema donde la toma de decisiones agronómicas está basada en medidas objetivas que permiten obtener información de la variabilidad espacial y temporal en cada unidad de manejo, aportando un diagnóstico integral de los procesos que se están produciendo.
Lo más impresionante de este proyecto es que el principal objetivo de la empresa es ser socialmente responsable, con una filosofía basada en: “Mejora personal”, “Predicar con el ejemplo”, “Evolucionar” y “Contribuir con cada parte del sistema”.
No se puede pedir más.